martes, 5 de junio de 2012

TEOLOGÍA   ESPIRITUAL.

                                                      < Un corazón  nuevo y un espíritu nuevo> Ez 36,22-27
  La teología espiritual es aquella parte de la teología católica, que a partir de los datos revelados y de la experiencia espiritual de los santos, indaga la vida espiritual: su concepto, los modos de progreso desde los inicios hasta la cumbre de la perfección mística; aun cuando el objeto de la teología espiritual es la misma vida espiritual y la santidad, existen discrepancias entre los teólogos acerca de las partes del tratado o del orden de los contenidos. Royo Marín, divide el estudio en cuatro partes. Los principios fundamentales de la vida cristiana, el organismo sobrenatural y la perfección cristiana, el desarrollo normal de la vida cristiana y los fenómenos místicos extraordinarios. A lo  largo de los siglos el estudio de los caminos del espíritu, ha recibido nombres diversos: Mística, ascética, teología ascético-mística, teología de la perfección cristiana, actualmente se habla de espiritualidad y de teología espiritual.
  Teología espiritual es el  término empleado por el Concilio Vaticano II (SC 16) y actualmente más usado en los documentos eclesiásticos y escritos teológicos, la teología espiritual estudia el dinamismo de la vida sobrenatural cristiana, con especial atención a su desarrollo perfectivo y a sus connotaciones psicológicas y metodológicas siendo ella la que  considere y describa la dinámica perfectiva de la oración cristiana, las fases típicas de su desarrollo, las connotaciones psicológicas y los métodos para ejercitarse en ella. Según esto se deduce no solo de los principios doctrinales-biblia, magisterio, teología especulativa; sino también de los datos experimentales atesorados por las generaciones cristianas especialmente la de los santos, en efecto los santos de Cristo son  testigos fidedignos del verdadero camino del Señor(Hch 18,25),la verdadera espiritualidad es aquella que en la practica hace santos a quienes la siguen; por el contrario son falsas aquellas espiritualidades que no conducen a la perfecta santidad.
  “La vida integral en Cristo es una realidad que debe ser vivida muy conscientemente.”No nos extraña que el Padre que nos eligió para incorporarnos a su misma vida, nos eligiera también para configurarnos con su imagen para ser en verdad en todo nuestro ser, hijos según la forma del Hijo, en ese mismo camino del Hijo”. Quien es y vive en Cristo, vive la relación de Hijo y de hermano en el Hijo, con  todo ello lo que esto  implica, también es su misión, de forma participada: “Como el  Padre me envió, también yo os envío” (Jn 20,21) Por  eso  el  cristiano constitutivamente es y vive en misión y su espiritualidad consiste en “vivir el misterio de Cristo enviado”.
  Es importante subrayar lo que significa la vida trinitaria y lo que comunica, es la iglesia el ámbito en el que se visualiza y se da el Padre por Cristo, in Spiritu, a los hombres; ella procura la verdad de la comunión incluyendo la integración de los elementos internos y externos que la componen, como nos afirma el  Vaticano II: “Pero la sociedad dotada de órganos jerárquicos, y el cuerpo místico de Cristo, reunión visible y comunidad espiritual, la iglesia terrestre y la dotada de bienes celestiales, no ha de considerarse como dos cosas, porque forman una realidad compleja, constituida por un elemento humano y  otro divino”.
  La igualdad de todos los cristianos, ya sean laicos, ministros sagrados o  religiosos, poseen una “autentica igualdad”, una “común dignidad”, y  están vinculados entre sí por una “recíproca necesidad”. “La igualdad diferenciada” está fundamentada en la acción del  espíritu que sobre la comunión formada por hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, suscita carismas diversos; y su praxis suele encontrar dificultades. No puede pasarse por alto la comunión entre la misma institución jerárquica: La comunión del Colegio episcopal con el Papa, del presbítero con el  obispo y de las Conferencias Episcopales con el Presidente, siendo planos muy distintos plantean la comunión que también debe ser jerárquica. Es necesario entonces subrayar la comunión como la mejor garantía de su calidad de vida, al igual que la comunión y la misión de la iglesia, además de ser inseparables, se implican mutuamente: “La comunión y la misión están profundamente unidas entre si, se compenetran y se implican mutuamente, hasta tal punto que la comunión representa la fuente y el fruto de la misión: la comunión es misionera y la misión es para la comunión”.
  Ciertamente en la teología espiritual deben prevalecer los principios doctrinales o datos experimentales, cuidando bien de integrar el ontologismo de las ideas con el psicologismo de la experiencia concediendo siempre el primado a los principios doctrinales; es así como podemos decir que, San Ignacio De Loyola en su insistencia en el bien común y la sana intención de vencer las pasiones desordenadas nos invita a conocer su legado de saborear  las actitudes que proceden del Espíritu del bien, y que contribuyen a buscar y hallar la voluntad de Dios; uniendo el camino de vida - fe.
  El que aspira transfigurarse con Cristo, necesita procurarse buenos planes- doctrina verdadera y guías experimentados-maestros espirituales; “Si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mt15, 14) San Ignacio vivió una continua búsqueda de Cristo, una sed insaciable de discernir lo bueno de lo malo, de descubrir la necesidad  de Dios; y la  llenura de los sentimientos de Jesús, de allí la invitación de pensar, sentir, querer, amar, hablar y actuar como Jesús, apasionado  caballero  que sostuvo “EN TODO AMAR Y SERVIR” y como nos dice:  Jn 3, 18 “Amémonos verdaderamente y con acciones” siendo  esta  clave una verdad tan profunda y  trascendental que pone de relevancia el amor; de igual  forma centra la idea de que el verdadero  amor se encuentra en la generosidad, en la entrega, en la donación de  si  mismo.
  San Ignacio a tantos  años de su  gesto  de  entrega y  donación sigue  haciendo vida cuando  vemos, escuchamos  o  nos informamos de  todo cuanto ejerce la Compañía De Jesús; su acción evangelizadora actuando  en  educadores, Hijos de  San  Ignacio De Loyola, científicos, misioneros que  actualmente, hacen posible el  proyecto de Jesús; Iñigo con su  experiencia  maravillosa con Dios, con su  apego al  Evangelio, y disposición al servicio supo rodearse de personas preparadas y  de alta  estima; su  carácter lo  hacía  capaz de  tener el  coraje y la valentía; mostrar su lado  humano con  sabios consejos, su ternura y  amabilidad con los enfermos, angustiados y  tristes mostró su  sensibilidad y dedicación a los necesitados y marginados de la sociedad de aquel momento, también sufrió tentaciones, desanimo, persecuciones, hambre, enfermedad, dificultades para convertirse, otros. Llegó a  vivir una espiritualidad que  permitió  dejar su legado  en  manos  de  la Compañía De Jesús que  con el correr de los tiempo ha permanecido y  mantiene vigente el método que San  Ignacio utilizo  para su encuentro personal con Cristo  actualmente conocido como: Ejercicios Espirituales; su aporte a la educación a la ciencia se refleja en la  creación de  institutos que  nacen bajo  un  ideal y  en  función  de necesidades especificas; el amor  a Cristo le lleva  a una entrega  total a la Santa Madre Iglesia  jerárquica, la constante búsqueda de hallar a  Dios en todas las cosas se hizo y  sigue presente; sabiendo  entender su tiempo con perspectiva de futuro, abrió nuevos caminos para la iglesia y para la humanidad, encarnándose en la historia de su tiempo asumiendo la vida de Jesús e impulsado por el  Espíritu del Evangelio, transformó al hombre y la sociedad.
¿Cómo prolongar en la sociedad actual el mensaje que nos comunicó San Ignacio?
·         Buscando siempre a Dios.
·         Rescatando la acción.
·         Viviendo una espiritualidad integradora.
·         Asumiendo  una  vida  cristiana  apasionada, convirtiendo la  vida en  amor y servicio.
Hemos de buscar a  Dios, a pesar de que se encuentra en todos los momentos de nuestra vida, hay que descubrir al Dios con nosotros mediante el cambio constante de actitudes y comportamientos; mediante compromisos que conlleven a una acción – servicio, dando paso a una espiritualidad integradora que derribe las murallas que aislan y dividen, con un espíritu generoso e inflamado de Dios, luchando por una vida cristiana amorosa, cálida y motivadora.



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