sábado, 10 de noviembre de 2012

                                    SEGUIR EL CAMINO A EJEMPLO DE JESÚS.
Los discípulos de Jesús hemos nacido del agua y del Espíritu y somos hijos de Dios; como hijos, hemos de mirarnos en nuestro Padre para imitarlo. Al acoger con fe la Buena Noticia anunciada por Jesús, nos hemos convertido en seguidores suyo; se nos invita a seguirlo por el camino mejor, que es el camino del amor, tiene unas exigencias muy concretas y sus seguidores se han de distinguir: Por la honestidad, el amor al trabajo, la amabilidad,el respeto a los demás,por la compasión y el perdón; de esta forma la vida del discípulo será una constante alabanza a Dios.San Pablo nos invita a "Dejense conducir por el Espíritu de Dios y no serán arrastrados por los malos instintos" (Gál 5,16) Quien se deja guiar por el Espíritu, goza de verdadera libertad , no es esclavo de de las pasiones; recibe gracias al Espíritu dones y buenos frutos producto de los dones bien desarrollados,hoy necesitamos imprernarnos del Espíritu de servicio, para poder anunciar esta enseñanza de Jesús al mundo donde la lucha por el poder divide a personas y pueblos, en ocasiones produce violencia, injusticias; Llenarnos de un auténtico Espíritu de servicio que nos haga docentes más humanos, convencidos de lo que hemos escogido para servir, nuestra profesión es producto del discernimiento personal que hemos vivido para dirigirnos por un camino de bien; en función de muchos niñas, niños, jóvenes, adultos que puestos en nuestro camino esperan lo mejor de cada docente que vive con intensidad su llamado, que asume educar y evangelizar para transformar la realidad que impera; donde se ve con preocupación los conocimientos que se llevan a esos hermanos nuestros, necesitados, desorientados, donde la fraternidad muchas veces a quedado en el olvido y donde se pasa en ocasiones por alto que ser persona y reconocer en el otro la esencia de Dios es tan importante, como ayudarle a sentirse seguro y confiado en su proceso formativo favorece el hecho de que se descubran como sujetos eclesiales, como decía San Ignacio de Loyola: En todo amar, Servir.

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